De dragones o monedas: Respuesta a Mijael Garrido-Lecca de un militante del Frente Amplio.
El Director de Altavoz, Mijael Garrido-Lecca, dijo en el artículo titulado “Una izquierda fujimorista” que es probable que en cierto sector de la izquierda exista el deseo “visceral” de que Keiko Fujimori gane las elecciones.
¿Cuál es la -lógica- de su argumentación? Pues que la izquierda esperaría, cual paladín justiciero, vencer a la bestia dictatorial y corrupta del fujimorismo, para volver a erigirse como “tótem heróico” (?). Aunque el análisis es un poco descabellado, no deja de ser ingenioso. Parece que aquí no ha tomado en cuenta un elemento central: el fujimorismo.
¿Qué es el fujimorismo? Un modelo económico, una forma de hacer política y una forma de gobernar. Lo del modelo económico está claro, lo de la forma de hacer política también; sin embargo, ¿está claro para Mijael lo que está planteando el fujimorismo para gobernar? Dice que lo peligroso, para ese deseo “visceral” de la izquierda, es que Keiko gobierne alejada de la corrupción y de las amenazas de una dictadura. Aquí lo elemental no es la izquierda, sino el fujimorismo. Para empezar, Keiko se ha mostrado a favor de la pena de muerte para los violadores de niños, al igual que muchos de sus Congresistas. Una medida muy popular para amplios sectores de la población. Pues bien, esto nos dejaría fuera del Pacto de San José, lo cual permitiría que se modifiquen varias leyes sobre derechos humanos con un Congreso en mayoría.
Mano dura es lo que la gente pide. Keiko quiere entrar al Gobierno para cumplir la promesa de poner orden y seguridad, lo que le dará altísimos índices de popularidad teniendo a la prensa a su favor. Con este Congreso se van a aprobar más leyes como la 30181 (ley que le da impunidad a la Policía si abusa de la fuerza y la represión) y será imposible derogarlas. Habrá violencia hacia los movimientos organizados contra grandes proyectos de inversión y sumándole a eso la ley de flagrancia tenemos un escenario terrible.
Con la continuación del modelo actual y su política de "carrera hacia el fondo", la conflictividad social va a aumentar. Si bien la izquierda tiene una bancada importante, la mejor forma de desacreditarla sería acusarla de oponerse a un gobierno que quiere poner orden y seguridad. Imagínense los comentarios de Aldo Mariátegui, Sol Carreño, Raúl Vargas (et al): “La izquierda está en contra de las leyes que van a darle seguridad a los peruanos, porque quieren apoyar manifestaciones lideradas por violentistas”, dirán.
El peligroso efecto político de un Gobierno fujimorista será, en realidad, el de los “opuestos complementarios”: el fortalecimiento de grupos radicalizados como el FUDEPP (integrado por el MOVADEF). Así es, no de la izquierda y sus “paladines solitarios en búsqueda de la justicia”. No. Se trata de la fachada de Sendero Luminoso. En ese sentido, ellos la tienen más clara, ya que llamaron al voto blanco o nulo para estas elecciones, conscientes del efecto “columpio”. Un eventual gobierno fujimorista les abre un campo de acción e influencia perfecto para su entrada en diferentes frentes de defensa y sectores organizados de la población.
Es el fujimorismo el que necesita a estos grupos violentistas para seguir acusando a la izquierda de terrorista. Imagínense a los Congresistas fujimoristas diciendo: “hemos detectado la presencia de terroristas en estas organizaciones, la policía tiene que usar la fuerza”. Muy bien. La izquierda estaría acorralada y con la prensa en contra, no podría defender a esos movimientos y no tendría ninguna Corte Internacional para buscar respaldo. Palmas. Además, no hay que olvidarse de que ahora sólo necesitan unos cuántos votos más para aprobar la reelección presidencial desde el Congreso. Votos de un partido como el de PPK, cuyos integrantes no le van a deber nada de lealtad a un señor que nunca más se va a presentar a una elección.
Por último, es necesario decir lo siguiente, por respeto a la memoria: Mijael nunca podrá entender cómo se siente que maten a tu padre en la puerta de tu casa, que persigan a tu familia y que no puedas trabajar, que tengas que fugar del país, que te persigan judicialmente por crímenes que nunca cometiste, que esterilicen a tu esposa o a tu madre, que te acusen de terrorista abiertamente por pensar distinto, y un gran etc. No, Mijael. La izquierda no quiere que gane el fujimorismo. Por dignidad y principios, pero también porque no le conviene. Además, ¿alguien duda de que el fujimorismo va a perseguir a Verónika inventado farsas en comisiones investigadoras y con todo el apoyo de la prensa? Por favor…
A la izquierda le conviene un gobierno que dé libertades para movilizarse en contextos de conflictividad. Además, le conviene mostrarle al país que un Presidente gobierna con una bancada que no es suya ¿Acaso la izquierda no quiere que el país se entere que todos son lo mismo? Lo mejor que le puede pasar a la izquierda es que Keiko pierda para que nunca más vuelva a presentarse y así pueda recuperar la representación de los sectores urbano-populares. Verónika ya lo dijo clarísimo, sólo hay que saber ver más allá. Los izquierdistas no van a ir a votar con todo el entusiasmo del mundo y a gritar “¡Sube, Sube, PPK!” a los cuatro vientos.
Somos la segunda fuerza política del Perú, hemos llegado para quedarnos y que quede claro: SOMOS LA OPOSICIÓN. Así que, por favor, ¡más respeto!
#KeikoNoVa
Manuel Benza, militante del Frente Amplio y miembro de Poder Ciudadano.